viernes, 18 de junio de 2010
Angelo O. Roncalli (1881-1963) Papa bueno
Se convirtió en el Papa Juan XXIII en 1958, tras la muerte de Pío XII.
El nuevo pontífice fue el encargado de renovar la Iglesia católica a través del Concilio Vaticano II, inaugurado el 11 de octubre de 1962.
Su finalidad, era abrir las ventanas para que entrara aire fresco en la Iglesia.
(Sotto - il - Monte, 25 noviembre 1881 - Roma, 3 junio 1963)
Ángel el José Roncalli es el tercer hijo de Juan Battista Roncalli y Marianna Mazzola.
Los Roncalli son labriegos venidos a menos y tienen que hacer grandes sacrificios para dar una educación a sus hijos.
Asiste a la escuela primaria en Cervico y recibe la instrucción elemental de manos de don Pedro Bolís.
Terminados los estudios primarios, comienza la segunda enseñanza en el colegio de Celena.
Una vez terminada ésta, ingresa en el seminario episcopal de Bérgamo.
El 28 de junio de 1895 recibe la tonsura y tres años después las Órdenes menores y finalmente, en el año 1900, termina sus estudios.
Obtiene una beca en el colegio Cersaoli, incorporado al Pontificio Seminario Romano y así, en 1901, llega a Roma para continuar sus estudios en el Ateneo de San Apollinare.
El 30 de noviembre de ese mismo año inicia el cumplimiento del servicio militar obligatorio, quedando así sus estudios interrumpidos.
Su cordialidad y alegría conquistan las simpatías de todos los compañeros de armas y de los superiores, siendo ascendido rápidamente a cabo y luego a sargento.
Vuelve de nuevo al seminario romano y es ordenado diácono por el cardenal Respighi, vicario de Su Santidad.
El 10 de julio de 1904 se gradúa como doctor en Teología y un mes después es ordenado sacerdote en Sta.
María in Monte por monseñor José Cappetelli.
En noviembre vuelve al Apollinare para continuar sus estudios de Derecho Canónico, y el 29 de enero de 1905 es consagrado por el papa Pío X como obispo de Bérgamo.
Al reorganizarse la Acción Católica Diocesana se le nombra presidente de la V Sección (1910).
En 1916 es nombrado capellán del Hospital militar de reserva de Bérgamo y el 22 de agosto de ese mismo año aparece su libro: En memoria de monseñor Radini Tedeschi, obispo de Bérgamo.
En 1920 fue llamado a la Congregación de Propaganda Fide, para colaborar en la reorganización de las actividades misioneras.
En noviembre de 1924 es nombrado profesor del Pontificio Ateneo Lateranense.
En marzo de 1925 es nombrado visitador apostólico en Bulgaria y arzobispo de Aneópolis por el cardenal Tacci.
En 1934 es nombrado delegado apostólico de Turquía y Grecia y administrador
apostó1ico de Constantinopla.
En abril de 1936 aparece el primer volúmen de su obra Las Actas de la visita apostólica de S.
Carlos Borromeo a Bérgamo.
En 1944 le nombran nuncio en París, y en 1953 es nombrado cardenal y patriarca de Venecia.
El 9 de octubre de 1958 muere Pío XII y el día 28, por la tarde, es elegido papa.
El 25 de enero de 1959 anuncia la celebración de un Sínodo para la diócesis de Roma, de un Concilio para la Iglesia universal y la reforma del Derecho Canónico.
En 1962 se inaugura el Concilio Vaticano II, interviniendo a pesar de su avanzada edad, en algunas ocasiones, sobre todo cuando el reglamento del Concilio parece inadecuado.
El 23 de septiembre de 1962 se anuncian los primeros síntomas de una enfermedad a la que se trata de quitar importancia.
Sus mayores logros fueron la convocatoria del Concilio Vaticano II con el objetivo de llevar a cabo la renovación de la vida religiosa católica gracias a la modernización (aggiornamento) de la enseñanza, la disciplina y la organización de la Iglesia, así como alentar la unificación de los cristianos, extender el ecumenismo eclesiástico y posibilitar el acercamiento a otras creencias.
Sus escasas intervenciones en el Concilio (que finalizó después de su muerte) apoyaron el movimiento por el cambio al que la mayoría de los delegados era favorable.
También escribió siete encíclicas, entre ellas Mater et magistra (1961), dedicada al problema social, que enfatiza la dignidad individual como base de las instituciones sociales, y Pacem in terris (1963), que exhortó a la cooperación internacional por la paz y la justicia, y al compromiso de la Iglesia a interesarse por los problemas de toda la humanidad.
Abrió las sesiones del concilio Vaticano II –el primero en casi un siglo– en octubre de 1962, con un discurso inaugural en el que expresó su intención de acometer una reforma de la Iglesia basada en el aggiornamento, es decir, su puesta al día.
Si bien sólo se celebró una sesión bajo su pontificado, ésta sirvió para originar una apertura sin precedentes en el seno de la Iglesia Católica.
El nuevo cambio de rumbo siguió dos ejes fundamentales: una actitud hacia los cristianos no católicos basada en el respeto y la tolerancia, y una posición independiente y sin alianzas en política internacional, sin participación en la férrea división en bloques de la época.
Esta última cuestión encontró su fundamento político en la encíclica Pacem in terris, publicada el año 1963 y destinada a asentar la posición del Vaticano en cuestiones referentes a política internacional.
El 1 de marzo de 1963 se le concede el Premio Internacional de la Paz, de la Fundación Eugenio Balzán.
El 17 de mayo de 1963 celebra por última vez la Misa y el día 20 recibe las últimas audiencias.
El 3 de junio de ese mismo año muere, a la caída de la tarde y es sepultado en las grutas vaticanas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario