viernes, 3 de julio de 2009

Roma


La historia de la antigua Roma se divide en tres grandes etapas:
Monarquía (753 a.C.-510 a.C.).
República (510 a.C.-27 a.C.).
Imperio (27 a.C.-476 d.C.).

Esos tres periodos se diferencian por su forma de gobierno: durante la Monarquía, gobernaban los reyes; durante la República, el principal órgano de poder fue el Senado; durante el Imperio, el máximo dirigente de Roma y sus territorios era el emperador.
Durante los primeros 243 años de historia de Roma, siete reyes se sucedieron en su trono.



Empezando por los orígenes de la propia Roma, que, según la leyenda, nació en el año 753 a.C., cuando fue fundada por dos hermanos: Rómulo y Remo.
El primer rey fue el propio Rómulo.
El último se llamó Lucio Tarquino el Soberbio.
Durante esta época, Roma fue extendiendo su poder hacía las regiones vecinas.
En estos tiempos ya existía la que sería la asamblea más célebre de su historia: el Senado.



Durante los siguientes 483 años, el sistema político romano fue el republicano (no existía un rey).
Como esta etapa duró casi cinco siglos.
Establecimiento de la República y conquista de la península Itálica (510 a.C.-264 a.C.).
Para sustituir la figura del rey, el conjunto de los ciudadanos elegía cada año a dos cónsules.
El Senado, que se convirtió en el órgano fundamental de poder, ya no estaba solo formado por los patricios (miembros de las familias más ricas), sino que también entraron en él los plebeyos (los ciudadanos libres pero pobres).
Durante esta fase, Roma consolidó su dominio sobre la mayor parte de los pueblos que habitaban la actual Italia.
Las Guerras Púnicas (264 a.C.-146 a.C.).
Durante el siguiente periodo de la historia de la República, Roma, que centraba su poder en la península Itálica, mantuvo tres guerras con la mayor potencia marítima de la época: Cartago.
Roma venció en los tres enfrentamientos, conquistó las islas de Sicilia, Cerdeña y Córcega, y hasta destruyó la propia ciudad de Cartago.
Obtuvo así el control del mar Mediterráneo. Porque sus territorios se extendieron al norte de África, Hispania, Grecia, Asia Menor y Siria.
Roma se convirtió en una gran potencia naval.



Crisis internas y fin de la República (146 a.C.-27 a.C.). La conquista de tantos territorios terminó por originar problemas internos en Roma.
Los enfrentamientos se produjeron entre dos ‘partidos’: el aristocrático y el popular.
De forma paralela, las legiones romanas siguieron ampliando la extensión del que ya era un gran imperio territorial.
Uno de los jefes militares más importantes de aquellas conquistas fue Julio César, tenía un gran prestigio y lideraba el partido de los populares.
Se convirtió en cónsul, pero fue asesinado en el 44 a.C.
Su sobrino nieto Octavio obtuvo en el 31 a.C. el poder total sobre los territorios gobernados por Roma.
Cuatro años más tarde, recibió del Senado el título de “augusto”, acto que se considera el inicio del periodo imperial.
Durante los 503 años siguientes, Roma y sus inmensos territorios estuvieron gobernados por emperadores.



Principales fases de esta última etapa de su historia.
Dinastía Julio-Claudia (27 a.C.-68 a.c primer emperador romano fue Octavio (al que se llamó Octavio Augusto).
Gobernó entre el 27 a.C. y el 14 d.C.
Aquellos años fueron conocidos como era Augusta y supusieron un gran esplendor del Imperio romano.
El último emperador de la familia de Augusto (la dinastía Julia-Claudia) fue Nerón, derrocado en el año 68.
Dinastías de los Flavios y de los Antoninos (69-192).
Los emperadores de la dinastía de los Flavios (que gobernaron Roma desde el 69 hasta el 96) fueron Vespasiano, Tito y Domiciano.
Les sucedieron los miembros de la familia de los Antoninos (Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio, Vero y Cómodo), emperadores entre el 96 y el 192.
Decadencia y caída del Imperio romano (192-476).
En el año 212, el emperador Caracalla otorgó la ciudadanía romana a todos los hombres libres del Imperio.
Casi todos los emperadores posteriores murieron violentamente, por lo general, a manos del Ejército, que también los había ayudado a llegar al trono.
En el año 284, comenzó el imperio de Diocleciano, el cual estableció un nuevo sistema de gobierno: él y Maximiano compartieron el título de augusto.
Sus poderes fueron reforzados por el nombramiento de dos césares, Galerio y Constancio.
Se instauraba así el régimen de tetrarquía: dos augustos y dos césares.
Constantino I el Grande, que fue emperador desde el 306 hasta el 337, puso fin a la guerra civil y reunificó el Imperio bajo su mando.
Se convirtió al cristianismo, que había hecho su aparición durante el reinado de Augusto y que, a pesar de las numerosas persecuciones de que fue objeto, se había difundido durante el mandato de los últimos emperadores.
El cristianismo se convirtió a finales del siglo IV en la religión oficial del Imperio.



Constantino estableció la capital en Bizancio, rebautizada con el nombre de Constantinopla (actual Estambul).
El Imperio volvió a dividirse, aunque a finales del siglo IV, bajo el reinado de Teodosio I el Grande, estuvo unido por última vez.
Cuando falleció, en el 395, sus dos hijos se lo repartieron: Arcadio se convirtió en emperador de Oriente, y Flavio Honorio, en emperador de Occidente.
En el siglo V, el Imperio romano de Occidente sufrió las invasiones de los pueblos germanos.
Rómulo Augústulo, último emperador de Occidente, fue depuesto en el 476 por el jefe de los hérulos, Odoacro.
Finalizaba así la historia del Imperio romano.
Todavía siguió existiendo el llamado Imperio de Oriente o Imperio bizantino, que perduraría hasta 1453.
Las conquistas de Roma extendieron su cultura (muy influida por la griega) por vastos territorios.
Difundieron, muy especialmente, dos elementos fundamentales:
El latín esta lengua pasó a ser hablada por los pueblos conquistados, que luego la adaptaron, dando lugar así a las lenguas romances o románicas (entre ellas, el español).
El Derecho romano.

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