jueves, 11 de febrero de 2010

ASIA generalidades

Situación astronómica y geográfica de Asia.
Asia es el continente más grande y más poblado del mundo, que con cerca de 45 millones de km2 supone el 8,65% del total de la superficie terrestre y el 29,45% de las tierras emergidas, y con sus 4 mil millones de habitantes el 60% de la población humana. Se extiende sobre la mitad oriental del hemisferio norte, desde el océano Glacial Ártico, al norte, hasta el océano Índico, al sur. Limita, al oeste, con los montes Urales, y, al este, con el océano Pacífico.

Aspectos más importantes de la llanura siberiana
La llanura de Siberia Occidental es una gran llanura que ocupa la parte occidental de Siberia, que ha sido descrita como la mayor extensión de tierras bajas ininterrumpidas del mundo más del 50% tiene menos de 100 m sobre el nivel del mar. Cubre un área de 2,6 2,7 millones de kilómetros cuadrados (la tercera parte de Siberia), y se extiende, en dirección norte sur, 2.400 km, desde el Océano Ártico hasta el macizo de Altai, los montes Sayanes y las montañas Baikal; y, en dirección este a oeste, 1.900 km, desde el río Yenisei a los montes Urales.

 La zona siberiana occidental está constituida por tierras bajas, que apenas superan los 180 m de altitud, con algunas escasísimas variaciones del relieve causadas por el modelado glaciar. Tan llana superficie provoca la existencia de numerosos lagos y suelos pantanosos, y un difícil drenaje que se incluye básicamente en la cuenca del río Obi.

Como el resto de la llanura ruso siberiana, también este sector se inclina hacia el N, mientras que por el S tiene como límites los montes Altai, la meseta de Kazajistán y las estepas de Kuirquizia. La planicie se extiende hasta el otro gran río que la atraviesa, el Yenisei, y a partir de allí se rompe la horizontalidad, elevándose en una gran meseta ondulada en la que los valles formados por los afluentes de los ríos Yenisei y Lena constribuyen a modificar ligeramente el paisaje. Al N, la llanura de Siberia tiene su continuidad en una franja septentrional, y ésta separa la meseta de los montes Byrranga (1 146 m) constituyendo el espinazo de la península de Taminir

Relieve de Asia lo más importante
Asia, el más grande de los seis continentes que constituyen la Tierra. Incluidas las regiones insulares, abarca un área de unos 44.936.000 km2: aproximadamente, una tercera parte de la superficie terrestre. Sus habitantes representan tres quintas partes de la población total del mundo. A finales de la década de 1990, Asia tenía más de 3.400 millones de habitantes.

La tierra firme del continente asiático se extiende desde el extremo meridional de Malaca hasta el cabo Chelyuskin, en Siberia. Su punto más occidental es el cabo Baba, al noroeste de Turquía, y su punto más oriental es el cabo Dezhneva, al noroeste de Siberia.

El mayor ensanchamiento del continente de este a oeste, su mayor amplitud longitudinal, alcanza los 8.500 km aproximadamente. En Asia se hallan el punto más bajo de la superficie terrestre, la costa del mar Muerto (395 m por debajo del nivel del mar) y el punto más alto, el monte Everest (a 8.848 m sobre el nivel del mar).

Al sureste de la masa continental hay un conjunto impresionante de archipiélagos e islas, que se extiende, hacia el este, hasta Oceanía. Este conjunto está formado por las islas de Filipinas e Indonesia, que, a su vez, incluye las islas de Sumatra, Java, Célebes , Borneo y Nueva Guinea. Al norte se extienden Taiwán, las islas que constituyen Japón y Sajalín. Por su parte, Sri Lanka y grupos de islas menores, como Maldivas y las islas Andamán y Nicobar están situadas en el océano Índico.
A causa de sus enormes dimensiones y carácter diverso, Asia se divide por comodidad en cinco regiones principales.

 Éstas son: la región asiática de la antigua Unión Soviética (conocida como Asia central soviética), que incluye Siberia, Asia centro-occidental y la vertiente meridional del Cáucaso; Asia oriental, que comprende China, Tíbet, Mongolia, Corea del Norte y Corea del Sur y Japón; el Sureste asiático, que comprende Myanmar (antigua Birmania), Tailandia, Camboya, Laos, Vietnam, Malaysia, Singapur, Indonesia, Brunei y Filipinas; Asia meridional, que abarca India, Bangladesh, Pakistán, Sri Lanka, Nepal y Bután; y el Suroeste asiático, que comprende Afganistán y los países integrantes de la región que normalmente se denomina Oriente Próximo Irán, Irak, Turquía, Siria, Líbano, Israel, Jordania, Kuwait, Arabia Saudí y el resto de los estados de la península Arábiga.

El continente, no obstante, también se puede dividir en dos grandes áreas culturales, entendiendo por tal aspectos étnicos, lingüísticos y religiosos: una gran área que se podría denominar espacio cultural suroriental (el Este y el Sureste asiático), en el que primarían los pueblos mongoloides (xantodermos), las lenguas chinotibetanas y malayo-polinesias y las religiones budista y sintoísta; y otra llamada espacio cultural centro-suroccidental (la región asiática de la antigua Unión Soviética, el Suroeste asiático y Asia meridional), caracterizado por la presencia de pequeñas poblaciones mongoloides en la primera de ellas junto a grupos leucodermos (caucasoides), mayoritarios en las otras dos regiones, y en donde las lenguas más habladas son las semíticas, las indoeuropeas y las altaicas, y las religiones predominantes el islam, el hinduismo y, en menor medida, el cristianismo.
Al contrario que en otros continentes, el interior de Asia está formado por montañas, mesetas y depresiones estructurales intermedias.

El núcleo montañoso, localizado al sur del centro geométrico del continente, está integrado por el Himalaya y sus cordilleras asociadas, y por la meseta del Tíbet. Alrededor de este núcleo central hay cuatro importantes regiones mesetarias (Siberia, China occidental, India meridional y la península Arábiga) y varias grandes depresiones estructurales y llanuras fluviales (como es el caso de Arabia).
De acuerdo con la teoría de la tectónica de placas, la superficie de la corteza terrestre consta de enormes placas continentales y oceánicas, que en su mayoría están en continuo movimiento. De ellas, la más grande es la placa continental euroasiática.

Partes de esta placa están compuestas por algunas de las rocas más antiguas encontradas en la Tierra, las de la era precámbrica (desde hace 4.650 millones de años hasta hace 570 millones), que actualmente se hallan en el escudo de Angará, en Siberia oriental, en gran parte de la península Arábiga, y al sur de la India, en la placa indo-gangeática.
Durante la mayor parte del paleozoico y el mesozoico (desde hace 570 millones de años hasta hace 65 millones de años), un extenso mar, conocido como el mar de Tetis, cubría una gran parte del interior de Eurasia y extendió espesos depósitos que con el tiempo se convirtieron en formaciones sedimentarias y metamórficas.

Hace 30 millones de años aproximadamente, el subcontinente indogangeático, que se había desgajado del Sureste asiático y derivaba hacia el Noroeste, comenzó a presionar por debajo de la placa continental euroasiática y creó una enorme fosa que, más tarde, cubierta de sedimentos, formó la placa indogangeática.

 Al mismo tiempo, generó una tremenda presión que hizo que el margen meridional de la placa continental euroasiática se plegara en una serie de cadenas montañosas, de las cuales el Himalaya es la más notable.

La teoría de la tectónica de placas también ayuda a explicar la formación arqueada de las cordilleras, penínsulas y archipiélagos de Asia, así como la inestabilidad volcánica y tectónica de Asia meridional y del Sureste asiático. Al este de Asia, la fuerza primigenia fue producida por la placa del océano Pacífico, que en su movimiento hacia el Oeste empujó por debajo la placa continental euroasiática.

Japón, Taiwan, las islas Kuriles, el archipiélago Ryūkyū y las islas Filipinas son producto de estas fuerzas. En el Sureste asiįtico, la situación se complica con los movimientos relativos de las placas de los océanos Ķndico y Pacífico; este movimiento ayuda a explicar la formación de las zonas montañosas, en dirección norte sur, de la tierra firme del Sureste asiático y la actividad volcánica que caracteriza a la mayor parte del archipiélago indonesio.

REGIONES FISIOGRÁFICAS
El sistema fisiográfico asiático se centra en el Pamir Knot, una elevada región mesetaria, conocida como ‘el techo del mundo’, situada en el área fronteriza de India, China, Tayikistán, Pakistán y Afganistán; aquí, varios picos superan los 6.100 m.

 Desde el Pamir hacia el oeste, avanzando en espiral, se encuentra el Hindu Kush y su prolongación a través del norte de Irán, los montes Elburz. Más allá de este último están las cordilleras del Cáucaso, entre el mar Caspio y el mar Negro, y los montes Septentrionales de Anatolia (Kuzey Anadolu Daglari), a lo largo del mar Negro, en Turquía.

Al sureste se encuentra el Gran Himalaya, que se prolonga paralelo a las menores, pero aún grandes, cordilleras situadas al norte y sur. Juntas, estas cordilleras forman un impresionante arco de este a oeste, de unos 2.500 km de longitud, que alberga numerosos picos que superan los 6.100 m, incluidos el monte Everest.

 La alta cordillera Karakorum, que se extiende desde el este y el noroeste del Pamir, conduce a una de las secciones del monte Kunlun, conocido como montes Altun (o Altun Shan). Esta línea de montañas continúa hacia el este a menor altura, como en el Nan Ling (Nan Shan), que se convierte en la cordillera Qin Ling (Ch’in Ling) al norte de China, y marca la gran división climática entre China septentrional y meridional. Entre el Himalaya y las cordilleras Karakorum-Kunlun se halla la meseta Tibetana, que tiene una altitud media entre los 3.660 m y los 4.570 m aproximadamente.

Desde el Pamir, extendiéndose hacia el noroeste, está situado el gran Tian Shan, también con cumbres que superan los 6.100 m, que disminuye en altitud al aproximarse a las fronteras de Mongolia.

 Al noreste, la cordillera de Altái se extiende hacia el interior de la República de Mongolia.

Más allá se hallan las cordilleras Sayan, Yablonovi y Stanovói, en Siberia oriental; estas dos últimas, en cambio, no son parte del núcleo montañoso.

Al norte del núcleo montañoso central existen varias depresiones estructurales importantes. Más al norte, entre el Tiene Shan y los montes Altái, se halla la cuenca de Dzungaria, perteneciente a China.

Al sur, entre el Tien Shan y las cordilleras Karakorum y Kunlun, se extiende la vasta cuenca de Tarim, en la que se encuentra uno de los desiertos más grandes de la latitud media, el Takla Makan. Finalmente, rodeada por el Kunlun y el Altun, está la profunda cuenca Qaidam (Tsaidam).
Los tipos de suelo varían enormemente.
Siberia está cubierta por los suelos de bosque ácido, típicos de la tundra y la taiga; además, el permafrost es frecuente, y el drenaje, por lo común, pobre.

Estos suelos se funden con suelos de tierra oscura de pradera, estepa y desierto a lo largo de una enorme franja que se extiende desde China meridional hasta el mar negro, por un lado, y hasta el Sureste asiático, por otro.

Los suelos oscuros de estepa, los más fértiles de Asia, se hallan al norte de China central y al sur de Siberia occidental. En Asia oriental y meridional, los suelos más valiosos para la agricultura son los aluviales, situados en los valles inferiores de los grandes ríos, especialmente el Indo y el Ganges.

Estos suelos constituyen la mayor parte del terreno agrícola de uso intensivo en Asia. En regiones situadas en latitudes más bajas hay suelos tropicales, que en general son poco fértiles.

Estos suelos se transforman paulatinamente, hacia el norte, en suelos con mayor contenido de humus, algo más feraces.

El clima de Asia y sus diferentes formas
Climas
El clima asiático se ve influido por tres factores básicos: el alto grado de continentalidad, la acción oceánica y la altitud. Debido a ello pueden distinguirse las siguientes grandes regiones climáticas:
Montaña: se extiende como una franja divisoria desde Turquía hasta Indochina. Precipitaciones escasas, en forma de nieve, con temperaturas generalmente frías.

Desértico cálido: propio de la península Arábiga y del área de Persia. Clima seco, cálido durante el día y frío de noche.
Desierto frío y estepas: ocupa una extensa región de Asia central, desde el Caspio hasta Mongolia. Clima seco, con temperaturas bajas.
Continental frío: se extiende por todo el tercio norte del continente, incluidas las islas más septentrionales de Japón.

Precipitaciones en forma de nieve.
Mediterráneo: ocupa una pequeña área en las zonas costeras de Turquía, Siria y el Líbano. Temperaturas suaves, con verano cálido y seco.

Clima chino: sur de Japón, Corea, norte de la India y regiones costeras de China. Similar al mediterráneo, pero con verano húmedo.
Monzónico: es típico de la India, Indochina y Filipinas. Clima cálido con lluvias abundantes que llegan al máximo en la época del monzón.
Ecuatorial: propio de las islas del sureste asiático. Clima cálido y lluvioso todo el año.

Importancia de los ríos de asia y sus diferentes regímenes que tiene
Ríos: Asia se divide, hidrográficamente, en tres grandes vertientes:
Ártica: ríos largos y caudalosos que atraviesan la llanura de Siberia: Obi, Yenisei, Lena.
Pacífica: ríos grandes y de gran caudal, que constituyen un importante recurso para la agricultura y la navegación en las regiones que atraviesan: Yang-Tse- Kiang (5.800 Km), Hoang- Ho (4.845 Km), Amur (4.416 Km) y Mekong (4.500 Km).
Índica: ríos relativamente cortos favorecidos por un régimen de lluvias monzónico: Brahmaputra, Ganges, Indo.
Otros ríos: atraviesan regiones áridas, como el Tigris y el Éufrates, que desembocan en el golfo Pérsico, o el Syr Daria y el Amu Daria, que van a parar al pequeño mar de Aral.
Al sur, sureste y este los grandes ríos fluyen a través de enormes llanuras. De suroeste a noreste, estos ríos son el Indo, el Ganges, el Brahmaputra, el Saluén, el Mekong, el Yangzi Jiang, el Huang He (o río Amarillo) y el Amur. Todos ellos, alimentados por glaciares o nieve, nacen en el interior o en los márgenes del núcleo montañoso.

Regiones naturales de Asia
Al contrario que en otros continentes, el interior de Asia está formado por montañas, mesetas y depresiones estructurales intermedias. El núcleo montañoso, localizado al sur del centro geométrico del continente, está integrado por el Himalaya y sus cordilleras asociadas, y por la meseta del Tíbet. Alrededor de este núcleo central hay cuatro importantes regiones mesetarias (Siberia, China occidental, India meridional y la península Arábiga) y varias grandes depresiones estructurales y llanuras fluviales (como es el caso de Arabia).

De acuerdo con la teoría de la tectónica de placas, la superficie de la corteza terrestre consta de enormes placas continentales y oceánicas, que en su mayoría están en continuo movimiento. De ellas, la más grande es la placa continental euroasiática.

Partes de esta placa están compuestas por algunas de las rocas más antiguas encontradas en la Tierra, las de la era precámbrica (desde hace 4.650 millones de años hasta hace 570 millones), que actualmente se hallan en el escudo de Angará, en Siberia oriental, en gran parte de la península Arábiga, y al sur de la India, en la placa indo-gangeática.

Durante la mayor parte del paleozoico y el mesozoico (desde hace 570 millones de años hasta hace 65 millones de años), un extenso mar, conocido como el mar de Tetis, cubría una gran parte del interior de Eurasia y extendió espesos depósitos que con el tiempo se convirtieron en formaciones sedimentarias y metamórficas. Hace 30 millones de años aproximadamente, el subcontinente indogangeático, que se había desgajado del Sureste asiático y derivaba hacia el Noroeste, comenzó a presionar por debajo de la placa continental euroasiática y creó una enorme fosa que, más tarde, cubierta de sedimentos, formó la placa indogangeática.

Al mismo tiempo, generó una tremenda presión que hizo que el margen meridional de la placa continental euroasiática se plegara en una serie de cadenas montañosas, de las cuales el Himalaya es la más notable.

La teoría de la tectónica de placas también ayuda a explicar la formación arqueada de las cordilleras, penínsulas y archipiélagos de Asia, así como la inestabilidad volcánica y tectónica de Asia meridional y del Sureste asiático. Al este de Asia, la fuerza primigenia fue producida por la placa del océano Pacífico, que en su movimiento hacia el Oeste empujó por debajo la placa continental euroasiática. Japón, Taiwán, las islas Kuriles, el archipiélago Ryūkyū y las islas Filipinas son producto de estas fuerzas.
En el Sureste asiático, la situación se complica con los movimientos relativos de las placas de los océanos Índico y Pacífico; este movimiento ayuda a explicar la formación de las zonas montañosas, en dirección norte sur, de la tierra firme del Sureste asiático y la actividad volcánica que caracteriza a la mayor parte del archipiélago indonesio.

El sistema fisiográfico asiático se centra en el Pamir Knot, una elevada región mesetaria, conocida como ‘el techo del mundo’, situada en el área fronteriza de India, China, Tayikistán, Pakistán y Afganistán; aquí, varios picos superan los 6.100 m. Desde el Pamir hacia el oeste, avanzando en espiral, se encuentra el Hindu Kush y su prolongación a través del norte de Irán, los montes Elburz.

Más allá de este último están las cordilleras del Cáucaso, entre el mar Caspio y el mar Negro, y los montes Septentrionales de Anatolia (Kuzey Anadolu Daglari), a lo largo del mar Negro, en Turquía.

Al sureste se encuentra el Gran Himalaya, que se prolonga paralelo a las menores, pero aún grandes, cordilleras situadas al norte y sur. Juntas, estas cordilleras forman un impresionante arco de este a oeste, de unos 2.500 km de longitud, que alberga numerosos picos que superan los 6.100 m, incluidos el monte Everest.

La alta cordillera Karakorum, que se extiende desde el este y el noroeste del Pamir, conduce a una de las secciones de los montes Kunlun, conocidos como montes Altun (o Altun Shan).

Esta línea de montañas continúa hacia el este a menor altura, como en el Nan Ling (Nan Shan), que se convierte en la cordillera Qin Ling (Ch’in Ling) al norte de China, y marca la gran división climática entre China septentrional y meridional. Entre el Himalaya y las cordilleras Karakorum-Kunlun se halla la meseta Tibetana, que tiene una altitud media entre los 3.660 m y los 4.570 m aproximadamente.

Desde el Pamir, extendiéndose hacia el noroeste, está situado el gran Tian Shan, también con cumbres que superan los 6.100 m, que disminuye en altitud al aproximarse a las fronteras de Mongolia.

Al noreste, la cordillera de Altái se extiende hacia el interior de la República de Mongolia. Más allá se hallan las cordilleras Sayan, Yablonovi y Stanovói, en Siberia oriental; estas dos últimas, en cambio, no son parte del núcleo montañoso.

Al norte del núcleo montañoso central existen varias depresiones estructurales importantes. Más al norte, entre el Tien Shan y los montes Altái, se halla la cuenca de Dzungaria, perteneciente a China.

Al sur, entre el Tien Shan y las cordilleras Karakorum y Kunlun, se extiende la vasta cuenca de Tarim, en la que se encuentra uno de los desiertos más grandes de la latitud media, el Takla Makan. Finalmente, rodeada por el Kunlun y el Altun, está la profunda cuenca Qaidam (Tsaidam).

Los tipos de suelo varían enormemente. Siberia está cubierta por los suelos de bosque ácido, típicos de la tundra y la taiga; además, el permafrost es frecuente, y el drenaje, por lo común, pobre.

 Estos suelos se funden con suelos de tierra oscura de pradera, estepa y desierto a lo largo de una enorme franja que se extiende desde China meridional hasta el mar Negro, por un lado, y hasta el Sureste asiático, por otro.

Los suelos oscuros de estepa, los más fértiles de Asia, se hallan al norte de China central y al sur de Siberia occidental.

En Asia oriental y meridional, los suelos más valiosos para la agricultura son los aluviales, situados en los valles inferiores de los grandes ríos, especialmente el Indo y el Ganges.

Estos suelos constituyen la mayor parte del terreno agrícola de uso intensivo en Asia.

En regiones situadas en latitudes más bajas hay suelos tropicales, que en general son poco fértiles.

Estos suelos se transforman paulatinamente, hacia el norte, en suelos con mayor contenido de humus, algo más feraces.

El núcleo montañoso de Asia podría compararse con el eje de una rueda colosal, cuyos radios son grandes ríos que fluyen en todas las direcciones. Siete de estos ríos están entre los doce más largos del mundo.

 Los ríos Lena, Yeniséi y Obi fluyen hacia el norte, desde el margen septentrional y las estribaciones localizadas al noreste del núcleo montañoso hasta los límites del hielo del océano Ártico.
Estos ríos fluyen a lo largo de vastas llanuras aluviales, con una capa de permafrost subyacente. Al este, desde las vertientes del Tien Shan y el Pamir, se hallan ríos como el Ili, el Sir Daria y el Amu Daria, que desembocan en mares interiores: el río Ili desagua en el lago Baljash, mientras que los otros dos lo hacen en el mar de Aral.

Estos ríos, junto al río Zeravshan y otros menores del norte del Tíbet, China occidental y Mongolia meridional, constituyen la gran cuenca fluvial de Asia, con 10 millones de km2 de superficie.

Al sur, sureste y este los grandes ríos fluyen a través de enormes llanuras. De suroeste a noreste, estos ríos son el Indo, el Ganges, el Brahmaputra, el Saluén, el Mekong, el Yangzi Jiang, el Huang He (o río Amarillo) y el Amur. Todos ellos, alimentados por glaciares o nieve, nacen en el interior o en los márgenes del núcleo montañoso.

El clima del continente es tan variado como la configuración de su superficie abarca desde el bosque ecuatorial a la tundra ártica.

 En su mayor parte, la zona septentrional de Asia está dominada por el movimiento de las masas de aire polar continentales, que se desplazan desde Siberia occidental hasta el norte del Pacífico.

 Los inviernos son largos y rigurosos, los veranos cortos y fríos y las precipitaciones anuales leves. Un clima similar es típico de la meseta del Tíbet y otras zonas altas.

Las regiones interiores tienen clima desértico de latitud media o semiárido, con inviernos severos y veranos entre templados y cálidos; las precipitaciones medias anuales son inferiores a los 230 milímetros.

Sin embargo, los extremos meridionales y orientales del continente se caracterizan por los vientos monzónicos que en invierno soplan desde el frío interior hacia el sur y el este, y en verano desde los océanos, en dirección norte, hacia las tierras más cálidas.

La mayoría de los extremos de Asia tienen un invierno seco, que varía de helado a frío, y un verano caluroso y húmedo, con fuertes concentraciones de precipitaciones en los meses de verano.

 Aunque el término monzónico se aplica a todos los climas de Asia oriental y meridional, el verdadero monzón sólo es típico de una parte del subcontinente indio y Myanmar; en estas áreas, la media de precipitaciones anuales supera los 2.000 mm.

 En otras regiones de Asia meridional y oriental, las precipitaciones están, o bien menos concentradas en el verano, o bien distribuidas de manera uniforme a lo largo del año. Gran parte del Sureste asiático recibe corrientes de aire marítimo desde el océano Pacífico occidental en forma de efecto monzón.

En los lugares donde intervienen los factores orográficos, es probable que el invierno sea húmedo, como ocurre en las áreas costeras de Filipinas, Vietnam, Malaysia y parte de la India meridional. Las áreas costeras del Sureste asiático también soportan destructivos tifones, que se originan en el Pacífico occidental y la parte septentrional del mar de la China Meridional.
El suroeste de Asia tiene un régimen climático diferente, característico de la zona mediterránea.

Está dominado por una franja de altas presiones con masas de aire seco, relativamente estables, que se mueven lentamente de oeste a este llevando lluvias invernales y después se trasladan al norte de la India. El promedio de precipitaciones anuales es leve y prevalece el clima de estepa y desierto semiárido.

Este régimen climático se extiende hasta el noroeste de la India.

La flora en Asia es extraordinariamente variada y mantiene una íntima relación con los cambios en el suelo y el clima.

En las lejanas extensiones septentrionales del continente, como Siberia, predomina la vegetación de tundra y taiga.

La primera está compuesta por musgo y líquenes, principalmente; la segunda está formada en gran parte por bosques de alerce, pino, abeto y picea. Al sur de la taiga existen grandes zonas de praderas en dirección este oeste.

 Al sur, éstas ceden su lugar a un desierto de matorral en el que la aridez se incrementa, al igual que en las cuencas situadas entre el núcleo montañoso y su periferia y en gran parte del suroeste de Asia.
Al sur, sureste y este de Asia, en las latitudes más bajas, predomina el bosque tropical y ecuatorial, donde con frecuencia hay precipitaciones abundantes durante todo el año.

La exuberante selva tropical de árboles de hoja perenne abunda en especies como la teca, el eucalipto, el roble y variedades de bambú y palmera. Al norte del ecuador existe un bosque tropical más abierto llamado monzónico.

A su vez, éste se confunde al norte con un bosque subtropical perenne, como en China y el sur de Japón. En latitudes medias predominan los bosques en los que se mezclan árboles caducifolios y coníferos; éstos se funden con una región de bosques de coníferas al norte.

La fauna de Asia es tan diversa como los climas, suelos y vegetación del continente. Las regiones septentrionales son ricas en especies con pelaje espeso como el oso pardo, la nutria, la marta cibelina, el armiño y el lobo, además de una impresionante variedad de aves.

 Las estepas y las regiones semiáridas son el hogar del antílope y numerosos roedores, como la liebre y el ratón de campo. Hay peces de agua dulce en todo el continente; el lago Baikal es notable por su fauna característica, aunque la fuerte polución industrial amenaza la supervivencia de muchas especies.

Hay ovejas y cabras salvajes en las montañas, en tanto que el yak salvaje habita en el Tíbet. La fauna está más dispersa en las regiones de desierto cálido del sureste y el sur de Asia, donde el animal nativo más famoso, el león asiático, casi se ha extinguido.
Sin embargo, hienas y chacales son frecuentes en esta zona.

La fauna nativa de las regiones más húmedas del este y sureste de Asia ha sido diezmada por los efectos de siglos de ocupación humana, sobre todo a causa de la pérdida de su hábitat y sus zonas de caza.

Los monos, en cambio, son muy abundantes en las áreas meridionales, mientras que aún existen ejemplares de tigre indio, aunque en un número alarmantemente escaso, en partes del sur y sureste de Asia.

Abundan las aves, serpientes y lagartos, y distintos tipos de cocodrilos están ampliamente distribuidos. Simios salvajes como el gibón y el orangután, muy disperso, son propios del Sureste asiático. Muchos tipos de ciervos y antílopes habitan también las áreas menos pobladas, como Borneo, donde abundan las ardillas voladoras y las ratas arborícolas.

 Entre los animales insólitos se hallan los poco comunes rinocerontes del sureste asiático, el elefante asiático, el tapir, el pangolín y el búfalo salvaje de la India y del Sureste asiático.
Asia es enormemente rica en recursos minerales. Gran parte del continente el Tíbet, por ejemplo aún no ha sido explorada geológicamente.

Existen enormes y abundantes yacimientos de carbón en China septentrional y el noreste de la India; en otras partes del continente hay depósitos de menor importancia.

Los yacimientos de petróleo y gas natural están bien distribuidos, pero las mayores concentraciones se encuentran en el interior del golfo Pérsico, en partes de Indonesia, en el norte y el interior de China, en las costas del mar Caspio y en las llanuras de Siberia occidental.

Existen grandes reservas cerca de las costas de China, Indonesia, Malaysia e India occidental.

Los metales se hallan relativamente dispersos en el suroeste de Asia, con la excepción de Turquía, el principal productor de cromo. En todo el continente, los minerales metálicos de varios tipos se reparten regularmente. China y Siberia tienen importantes reservas. Malaysia, Tailandia e Indonesia son extremadamente ricas en estaño, India lo es en mineral de hierro y manganeso; otros importantes recursos minerales son el oro, la plata, el uranio, el cobre, el plomo y el cinc; las piedras preciosas, como el diamante, se encuentran en Siberia; en el sur y sureste de Asia existen diamantes, al igual que zafiros y rubíes.

En Asia hay más diversidad de pueblos que en cualquier otro continente.

Dichos pueblos se hallan muy concentrados en una pequeña porción del área continental, principalmente en el sur y el este de Asia. La densidad media de población en las zonas septentrionales e interiores, al igual que en la mayor parte del suroeste de Asia, es inferior respecto al resto de las regiones del continente asiático, sobre todo las zonas litorales. Mongolia tiene la menor densidad de población de todos los países del mundo .

Los habitantes de estas áreas viven sobre todo en los oasis de río, como sucede en Tashkent, donde la densidad de población es bastante alta. En Siberia, los núcleos de población se localizan principalmente en las zonas situadas a lo largo de la línea férrea del Transiberiano y sus ramificaciones.

En Asia oriental, el Sureste asiático y la mayor parte de Asia meridional, los habitantes se apiñan en zonas relativamente pequeñas de las llanuras ribereñas.

La densidad de población puede sobrepasar los 4.000 hab/km2. Singapur es el país más poblado del mundo, con una media de más de 4.400 hab/km2. En China, el 90% de sus 1.185 millones de habitantes se concentran en el tercio oriental del país. Incluso en países muy industrializados, como Japón, la mayoría de los habitantes viven en las limitadas y escasas zonas llanas, donde se encuentran las ciudades más grandes.

Los pueblos mongoloides predominan en Asia oriental (China, Corea, Japón) y la parte continental del Sureste asiático, aunque también habitan áreas del Himalaya y el Tíbet, extendiéndose a través de Mongolia hacia Siberia oriental; las etnias malayo-polinesias, por su parte, predominan en los archipiélagos del Sureste asiático.

 En el sur de Asia, cerca de una tercera parte de la población está formada por pueblos indoafganos del grupo caucasoide, parecidos a los pueblos de Oriente Próximo, si bien en los estados de la India oriental y meridional y en el norte de Sri Lanka los pueblos melanoindios, de piel más oscura y que hablan lenguas dravídicas, son el grupo dominante.
Los pueblos caucasoides son mayoritarios en el suroeste de Asia y gran parte de Asia central, mientras que en Siberia (central y occidental) constituyen el principal componente étnico, al que le siguen los mongoloides del grupo uraliano.

Al comentar la diversidad de la población asiática es más significativo hacer referencia a las etnias. La cultura sínica y las culturas influidas por ésta, que poseen sus propias lenguas, son características de Asia oriental; estos pueblos incluyen a chinos, tibetanos, mongoles, coreanos y japoneses.

En el sureste asiático hay una mayor diversidad, aunque la mayoría de la población de sus archipiélagos y penínsulas es malaya. Birmanos, thai, vietnamitas y jemeres habitan las zonas continentales del Sureste asiático, junto a otros grupos etnolingüísticas.

En Asia meridional los pueblos que habitan el norte hablan una variedad de hindi relacionada con las lenguas indoeuropeas, pero en el sur son más importantes las lenguas dravídicas de los pueblos nativos de la península Indostánica.

En el suroeste de Asia, las lenguas más importantes son persa, árabe, turco y hebreo, que identifican a varios grupos étnicos.

Las lenguas altaicas son numerosas en Asia central y China occidental, aunque hoy en día el ruso es la lengua dominante en Siberia.
La población total del continente supera los 3.400 millones de habitantes. Asia oriental tiene cerca de 1.300 millones de habitantes; el Sureste asiático, alrededor de 450 millones; Asia meridional, 1.100 millones aproximadamente; el suroeste de Asia, alrededor de 200 millones y el Asia central ex-soviética, al menos 100 millones. La densidad de población, 71 hab/km2, es la segunda más alta de todos los continentes, pero la población está distribuida muy irregularmente.

En su mayor parte, los habitantes de Asia son agricultores, aunque el proceso de urbanización se ha desarrollado rápidamente en las últimas décadas. La población urbana es mayoritaria en Japón, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong, Jordania, Siria, Israel, Irán, Irak, Arabia Saudí, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos. Filipinas y Malaysia también tienen una población urbana considerable.

Con la excepción de los núcleos urbanos de China y de partes del suroeste y centro de Asia, las grandes ciudades son una innovación asociada casi exclusivamente con la expansión colonial europea a comienzos del siglo XVI. El litoral del sur y sureste de Asia está salpicado de grandes ciudades que adquirieron su actual importancia como resultado del dominio económico y político europeo; entre éstas se encuentran Karachi, Bombay, Colombo, Madrás, Calcuta, Yangon (antigua Rangún), George Town (antigua Pinang), Kuala Lumpur, Singapur, Yakarta, Surabaya, Manila, Ho Chi Minh (antigua Saigón), Phnom Penh y Hanoi. Bangkok no es un antiguo centro colonial, pero tiene muchos aspectos en común con la mayoría de las ciudades.
 Incluso en China, el impacto europeo tuvo una fuerte influencia en muchas de las grandes ciudades costeras.

Actualmente, más del 75% de la población japonesa es urbana. En gran parte del resto de los países, la población urbana oscila entre el 20% y el 40%.

 En el centro y suroeste de Asia, los tradicionales métodos de construcción de ciudades fueron reforzados por la cultura musulmana.

Así surgieron ciudades como Teherán, Bagdad, Damasco, Jerusalén y Estambul.

La urbanización más moderna se refleja en ciudades como Tel Aviv Yafo, Tashkent, Beirut y Ankara.

Aun así, en algunos países del suroeste y centro del continente, la población urbana es bastante reducida en proporción con el total.

Sin embargo, ésta supone más de la mitad de la población urbana mundial y esa proporción se incrementará en el futuro, debido a que las ciudades asiáticas están doblando la tasa de la población global.

El crecimiento urbano se refleja en la emigración y el rápido aumento de la población en la mayoría de los países.
La tasa de población se incrementa en todo el continente alrededor del 1,8% al año. Varios países tienen tasas de crecimiento significativamente bajas, como Japón, China y Singapur.

Aunque los pronósticos indican grandes y rápidos incrementos en la población asiática, las tasas de crecimiento en descenso de China, Filipinas e India sugieren que la explosión demográfica es improbable.

No obstante, la población de todos los países asiáticos es joven, lo que hace previsible que en el futuro continúe creciendo, así como el número de nuevos obreros que se incorporan al mercado de trabajo cada año en países poco preparados para proporcionarles empleo.
Asia acoge las principales religiones del mundo, y así como otras creencias menos difundidas.

El judaísmo, el cristianismo y el islam nacieron en el suroeste de Asia; el budismo y el hinduismo, en India; y la llamada religión china, compuesta por elementos confucianistas y taoístas, al igual que el culto a los antepasados, en China.

Aunque su impacto histórico, directo e indirecto, fue muy importante, en la actualidad el cristianismo sólo es practicado por un pequeño número de asiáticos (sobre todo en Filipinas y Corea del Sur).

Actualmente, el budismo, aunque es una religión minoritaria en su país de origen, India, ha conseguido extenderse por Asia por dos áreas diferentes adoptando liturgias diferenciadas: a través del interior de Asia y hacia el Sureste asiático, donde es la principal religión el budismo Theravada, que tiene adeptos en Myanmar, Tailandia, Camboya y Laos; y el budismo Mahayana, importante en Japón, Vietnam y China.

El islam domina el centro y el suroeste de Asia, y tiene gran importancia en Asia meridional, región en la que destacan Pakistán y Bangladesh como países predominantemente musulmanes.

Indonesia, en el Sureste asiático, también tiene mayoría musulmana. Varias ciudades del suroeste de Asia son importantes centros de peregrinación religiosa; entre ellos destacan La Meca, Medina y Jerusalén.
Muchas zonas de Asia están económicamente subdesarrolladas.

Un elevado porcentaje de la población del continente se dedica a la agricultura, pese a lo cual gran parte de la actividad agrícola se caracteriza por cosechas y productividad laboral relativamente bajas.

En conjunto, una minoría de los asiáticos está empleada en actividades de manufactura; en muchas ocasiones los centros urbanos y las industrias no se han integrado adecuadamente con el sector rural.

Los sistemas de transporte locales e internacionales de los países asiáticos todavía están poco desarrollados en muchas zonas, pero han mejorado notablemente en los últimos años.
Sin embargo, hay un creciente número de excepciones. Japón ha modernizado con éxito su economía, al igual que Israel, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y, en menor grado, Indonesia, Malaysia, Tailandia, Turquía y los estados petrolíferos de la península Arábiga.
En general han conseguido tasas de crecimiento económico que superan el 5% anual, un porcentaje que se aleja de sus tasas de crecimiento demográfico.

En cambio, aunque los países del suroeste de Asia han hecho progresos, la distribución de los ingresos ha quedado más concentrada que en otros países.

Estimulada por las inversiones extranjeras a gran escala, la rápida privatización y la industrialización, la República Popular China consiguió el crecimiento más rápido de Asia a principios de la década de 1990.

Se estima que la economía china creció un 12% en 1992, aunque los niveles de renta per cápita permanecieron relativamente bajos. Vietnam y Laos, dos de los países más pobres de Asia, están empezando a conseguir un significativo crecimiento económico y a captar un notable nivel de inversión extranjera.

La mayor parte del suelo asiático resulta inadecuado para la agricultura: menos de la tercera parte es de uso productivo.

En general, la unidad básica de producción es la aldea, no la granja. Al sur, sureste y este de Asia, la agricultura se caracteriza por tener pequeñas parcelas en llanuras aluviales, demasiados habitantes en muy poco terreno, producción dedicada en su mayor parte a la subsistencia, altas tasas de arrendamiento (excepto en los países comunistas), fuerte dependencia de los cereales y otros productos alimenticios y tecnologías anticuadas.

El arroz es el alimento básico del sur, sureste y este de Asia. Normalmente crece en condiciones de humedad. En el sur y sureste de Asia las cosechas son relativamente bajas, las instalaciones de regadío controlado están desigualmente desarrolladas y se practica el doble cultivo.

Sin embargo, en India y Pakistán los sistemas de regadío y la introducción de variedades de semillas de alto rendimiento desde la década de 1970 han ayudado a estabilizar las cosechas anuales y a incrementar significativamente la producción total.

 En la actualidad, Pakistán exporta arroz, mientras que Japón ha demostrado cómo se puede conseguir un gran incremento en las cosechas y la producción de arroz mediante la introducción de variedades de alto rendimiento, la cuidadosa administración del agua, la aplicación de fertilizantes y la eliminación del latifundio en un sistema agrícola todavía basado en las pequeñas granjas.
Las nuevas variedades de arroz, altamente productivas, se han distribuido extensamente en muchas partes del Sureste asiático, así como en India y Pakistán, desde finales de la década de 1960 (la llamada ‘revolución verde’), y la producción se ha elevado, aunque no tanto como se esperaba. La media de las cosechas arroceras de India, Tailandia y Myanmar sólo alcanza la tercera parte de las cosechas de Japón.

En el primero de estos países, la introducción de variedades de trigo de alto rendimiento, desarrolladas en México, ha tenido un impresionante impacto en las cosechas de ciertas áreas: el trigo es ahora el segundo cultivo más importante del país.

Las plantaciones agrícolas a gran escala situadas en latitudes más bajas contrastan de manera muy acusada con la predominante producción de subsistencia que las rodea.

En las plantaciones se produce caucho, aceite de palma, derivados del coco, té, piña, fibra de abacá y otros cultivos comerciales destinados a la exportación.

La producción en plantaciones se inició durante el periodo colonial en el sur y sureste de Asia; muchas fincas permanecieron bajo control y propiedad extranjera.

La mayoría de estos cultivos comerciales también se producen en los minifundios en cantidades considerables.

La agricultura de Asia oriental está basada en los cultivos de arroz en las zonas situadas en torno a los 35° de latitud N en China y alrededor de los 40° de latitud N en el resto de la región.

En comparación con el Sureste asiático, las cosechas son abundantes, el doble cultivo es frecuente, el regadío está muy controlado y la introducción de fertilizantes es extremadamente alta, especialmente en Japón.

Al norte del río Huai, en China, el trigo sustituye al arroz y a los cereales de secano, en especial sorgo y maíz, todos cultivados en la forma intensiva característica de la agricultura china.

Aunque la población rural de China estaba organizada hasta hace poco en grandes entidades administrativas conocidas como comunas, el cultivo de bajo rendimiento se ha realizado básicamente en las pequeñas aldeas dentro de éstas.

Se crían cerdos, aves de corral y peces allí donde es posible, en el norte y el sur de la región; la industria lechera y de carne de vacuno sólo se desarrolla en Japón y Corea.

En las regiones más áridas del interior de Asia se cultivan cereales de secano, pero predomina el pastoreo: vacas, ovejas y caballos son los animales más importantes.

 La agricultura de regadío, típica de los oasis, se halla en lugares favorecidos de Asia central.
Los cultivos de cereales de secano, el pastoreo nómada y los cultivos de regadío en los oasis son también característicos del suroeste de Asia.

En su inmensa mayoría, sin embargo, los niveles de producción son bajos.
La industria maderera es importante en la mayor parte de los países del Sureste asiático, en especial en Indonesia, Malaysia, Filipinas y Tailandia.

La madera de teca es el principal producto de este último país. La recolección en los bosques y la agricultura itinerante son actividades importantes en las áreas boscosas interfluviales del Sureste asiático, así como en las zonas más remotas del húmedo sur de Asia y de China meridional.

Sin embargo, en China y la India, la antigua zona forestal ha sido desde hace tiempo eliminada en las áreas más densamente pobladas.

Destaca la industria maderera del Japón, donde extensas áreas de plantaciones de árboles, principalmente coníferas, han reemplazado gran parte de la flora original.

Las reservas de madera siberianas son enormes, aunque hasta ahora han sido poco explotadas, debido, por una parte, a las dificultades climáticas y, por otra, al predominio del alerce, un árbol con menos atractivo comercial que otras especies.

Las pesquerías marítimas son extremadamente importantes en Asia. Japón es el primer país pesquero del mundo y China ocupa el segundo lugar. La industria pesquera también es notable en Rusia, Tailandia, Indonesia y Filipinas.

La piscicultura, o cría de peces en viveros, es también una actividad destacada, especialmente en China.
Aunque la pesca en los países pobres se destina en su mayor parte al consumo doméstico, las exportaciones de pescado seco, congelado y enlatado son cada vez mayores.
La minería es una actividad importante en la mayoría de los países asiáticos y un capítulo fundamental en las exportaciones de otros muchos: hay manganeso en India, estaño en Tailandia e Indonesia (ambos producen la mayor parte de las existencias mundiales de dicho metal) y mineral de cromo en Filipinas.

El mineral de exportación más importante de Asia, sin embargo, es el petróleo; el sureste asiático y, en especial, el Oriente Próximo contienen las mayores reservas petrolíferas del mundo, con la excepción de Rusia.

Indonesia, y recientemente China y Malaysia, también son países exportadores. En Asia meridional (Bangladesh, Pakistán y cerca de la costa occidental de India) se explotan modestos yacimientos de petróleo y gas natural.

La minería de carbón también es relevante en China, Siberia central y oriental, el noreste de India, Irán y Turquía. Otros minerales significativos son el hierro, el manganeso y el tungsteno en China; azufre, cinc y molibdeno en Japón y oro en Uzbekistán y Siberia.

En general la manufactura está poco desarrollada. Japón es la gran excepción. Este país, segunda potencia económica mundial, posee un sector industrial muy diversificado que emplea a un 25% de su mano de obra. Aparte de Japón, otros países asiáticos con una actividad industrial importante son China, Rusia, India y los llamados cuatro ‘tigres asiáticos’: Taiwán, Hong Kong, Singapur y Corea del Sur.

La industria manufacturera en China se concentra principalmente al noreste, en los puertos de Shanghái, Tianjin (Tientsin), Qingdao y Wuhan, y en determinadas regiones interiores donde las materias primas están disponibles; no obstante, se invierte cada vez más en las provincias meridionales.

La producción china de acero es comparable a la de Gran Bretaña, aunque el volumen base per cápita continúa siendo bajo. En la India, la manufactura se concentra principalmente en Calcuta y sus alrededores, en la zona de Bombay, en el centro de la península y en otras áreas ricas en recursos minerales.
La actividad fabril de Siberia se localiza cerca de los montes Urales, próxima a las áreas urbanas importantes situadas a lo largo de la línea ferroviaria del Transiberiano, como Novosibirsk, y cerca de centros aislados situados en el Lejano Oriente ruso. India es ahora una importante potencia industrial, pero su sector manufacturero sólo emplea a cerca del 10% de la población laboral; en cambio, China emplea al 15% aproximadamente.

Desde la década de 1960, la industria se ha desarrollado rápidamente en Singapur, Taiwán, Corea del Sur y Hong Kong. Tailandia, Malaysia, Indonesia y Filipinas han experimentado también un notable crecimiento económico.

En otros países, las industrias tienden a asociarse con la elaboración de los productos agrícolas, mineros y forestales locales (existe poca manufactura destinada a los mercados domésticos) y con el ensamblaje de maquinaria y vehículos importados de otros países.

Muchos países asiáticos prefieren desarrollar industrias de manufactura destinadas a la exportación: éstas aprovechan una mano de obra relativamente barata y se establecen en zonas dedicadas especialmente a la producción para la exportación, con impuestos incentivados para animar a los inversores.

Ejemplos notables del desarrollo industrial orientado a la venta al exterior son las industrias textiles y electrónicas de Corea del Sur y la isla de Taiwán.
Aunque la producción total de energía se ha incrementado mucho desde la década de 1960, su consumo per cápita sigue siendo muy bajo en la mayoría de los países asiáticos.

Los países con mayor desarrollo económico, como por ejemplo las antiguas repúblicas soviéticas, Japón, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong, Malaysia, Kuwait, Turquía, Israel y Arabia Saudí tienen unos niveles de consumo entre moderados y altos.

Las fuentes de energía en muchas regiones dependen de los recursos locales, en particular de la madera. En el suroeste de Asia la fuente de energía dominante es el petróleo.

El potencial hidroeléctrico de la India es enorme: más de la mitad de la electricidad generada en el país procede de la energía hidráulica.

No obstante, la mayor parte de la demanda de energía de la India rural aún se cubre con la combustión de estiércol, madera y carbón vegetal.

En el Sureste asiático la producción de petróleo es considerable, como en Indonesia y Brunei, pero la energía hidroeléctrica y la madera siguen siendo las principales fuentes de energía domésticas.

China y Japón han demostrado que las centrales hidroeléctricas a pequeña escala pueden proveer de energía de manera efectiva a pequeñas ciudades y áreas rurales.

Al parecer, China posee unas 90.000 pequeñas centrales hidroeléctricas en funcionamiento accionadas únicamente por la corriente fluvial (sin presa), situadas en su mayor parte en China meridional, además de unas veinte centrales de mayor magnitud.

No obstante, el carbón sigue siendo la principal fuente de energía en China. En Japón lo es el petróleo, si bien casi todos los productos petrolíferos son importados. La potencia hidroeléctrica de Siberia es inmensa, aunque sólo recientemente se ha empezado a explotar.
Un elevado porcentaje de los sistemas de transporte asiáticos están poco desarrollados. No existe un sistema de transporte terrestre que abarque todo el continente.

Las líneas ferroviarias que cruzan las fronteras internacionales son escasas y poco utilizadas, como la situada entre China y las antiguas repúblicas soviéticas. La situación es similar en las carreteras y en la mayoría de los ríos navegables que no forman parte de las rutas de transporte internacionales.
El río Amur, entre Rusia y China, es una excepción importante.
La práctica totalidad de las comunicaciones internacionales de Asia son aéreas o marítimas. Todos los puertos principales de Asia están conectados mediante servicios de transporte marítimo, transatlántico y carguero.

Los servicios portuarios son variados, pero pocos puertos, aparte de los de China, India, Japón, Hong Kong y Singapur, pueden acoger a los barcos de mercancías de mayor calado. Los puertos de Singapur y Hong Kong son centros de distribución de especial importancia, a los que llegan pequeños barcos cargados con reducidas remesas desde enormes distancias. Estas mercancías son más tarde embarcadas hacia el extranjero.

Las líneas aéreas conectan todas las ciudades importantes.

Tokio es el centro aéreo fundamental de Asia, y Bangkok el segundo, gracias a su situación de encrucijada en el Sureste asiático.
Las redes locales de transporte están muy poco extendidas en la mayoría de los países. Las zonas rurales están a menudo deficitariamente conectadas entre sí y con las grandes ciudades.

Las autopistas son escasas y las carreteras rurales rara vez están asfaltadas. Japón, Corea del Sur, Malaysia, Israel, Turquía y buena parte de Filipinas son las principales excepciones.

En sus partes navegables, los ríos son importantes vías comerciales, pero no todos los países poseen este tipo de rutas. En China, el río Yangzi Jiang ha sido durante mucho tiempo la arteria del transporte entre el este y el oeste; está conectado mediante canales con la llanura del norte de China.

En el Sureste asiático, los ríos Mekong, Menam e Irawadi han actuado como integradores de los territorios nacionales. En India, sin embargo, los ríos han sido mucho menos relevantes como medio de transporte.
El principal medio de transporte en el continente es el ferrocarril. Japón tiene una densa red ferroviaria.

A mediados de la década de 1970, China, que posee el sexto sistema ferroviario más largo del mundo, tenía conectados todos sus centros de manufactura importantes y capitales de provincia por medio del tren. Pero aun así, su capacidad todavía está por debajo de la demanda y las principales extensiones de la red están siendo construidas o proyectadas.

Corea también tiene un buen servicio ferroviario.

Los países del Suroeste y Sureste asiático, excepto Tailandia y Malaysia, tienen unos sistemas ferroviarios muy deficientes. En el sur de Asia el sistema ferroviario, construido originariamente por los británicos, fue dividido tras la separación territorial de India, Pakistán y Bangladesh.

Las líneas ferroviarias transcaspiana y turcosiberiana son las más importantes de Asia central; la línea transiberiana y sus ramales, como la línea Baikal-Amur, es el principal sistema de transporte de la Siberia rusa.
En conjunto, el continente asiático desempeña un papel comercial más importante a nivel mundial que África o Sudamérica.

Un alto porcentaje de dicho comercio se mantiene con países de otros continentes.

Las excepciones más importantes son: el flujo de petróleo desde el golfo Pérsico hasta Japón, los flujos inferiores desde Indonesia y Brunei a Japón, el comercio de China con Japón y otros países del Sureste asiático, y, sobre todo, el flujo de materias primas a Japón, principalmente desde el Sureste asiático, y la corriente de retorno de bienes manufacturados japoneses.

Japón figura entre los primeros países a nivel mundial en cuanto al valor de su comercio internacional, pero sólo una tercera parte, aproximadamente, se realiza con otros países asiáticos. China e India tienen una importante actividad comercial a escala internacional, incluidos países que no pertenecen al continente.

Malaysia e Indonesia son destacados países exportadores de materias primas. Sin embargo, en términos de renta per cápita, todos los países, excepto Japón, Corea del Sur, Malaysia, Singapur, Hong Kong, los principales exportadores de petróleo del suroeste de Asia y algunas repúblicas de la antigua Unión Soviética están situados en posiciones inferiores dentro del sistema internacional de comercio.

La expansión económica e industrial ha convertido a algunos países asiáticos en líderes mundiales en riqueza y producción industrial. Durante la década de 1970, Japón desplazó a los Estados Unidos en la producción de automóviles, productos electrónicos y acero.

En el suroeste de Asia, las exportaciones de petróleo produjeron la creación de enormes fortunas entre un círculo limitado de familias y clanes.

No obstante, aunque grandes sumas de dinero acabaron en manos privadas, una parte considerable se utilizó en programas sociales y de modernización.

Miles de jóvenes que estudiaban en el extranjero regresaron y demandaron un cambio más rápido de lo que podían admitir los gobiernos o los elementos conservadores religiosos. Tal clima social y político fue el que precedió a la Revolución Islámica iraní de 1979.

El petróleo también se convirtió en una potente arma política. Durante la guerra del Yom Kippur de 1973, los productores de petróleo árabes impusieron un embargo a los países que apoyaron a Israel.

Las naciones exportadoras de petróleo, en acción conjunta, subieron los precios del crudo durante el final de la década de 1970 y provocaron una severa inflación y recesión en los países importadores de petróleo, que precipitó el aumento de la deuda de muchos países en vías de desarrollo.

La Guerra Irano-iraquí, que en un principio pareció amenazar la producción de petróleo, finalmente provocó una reducción de los precios del crudo, pues fomentó la desunión entre los países productores de Oriente Próximo.
La invasión iraquí de Kuwait, en 1990, también afectó a la producción, debido a que los pozos petrolíferos fueron incendiados por las fuerzas iraquíes en retirada, tras su derrota en la guerra del Golfo Pérsico en 1991. Además, la guerra destapó la fragilidad de la situación política en Oriente Próximo.
Mientras los conflictos del golfo Pérsico trastornaban las economías de los países de Oriente Próximo, Vietnam sufrió una larga guerra civil entre el norte y el sur, al igual que Laos y Camboya, motivadas por convulsiones internas. China, por su parte, tras detener su progreso interno y el de la región debido a su ruptura con la Unión Soviética y a la

Revolución Cultural, inició desde la década de 1980, tras la muerte de Mao, una clara recuperación y despegue en el terreno económico, una progresiva reducción de la participación del Estado en la economía y un estímulo de la empresa privada.

El poder político, sin embargo, permaneció en manos del Partido Comunista de Vietnam.
A pesar de los múltiples conflictos surgidos entre los países integrantes del continente asiático, motivados por disputas ideológicas y territoriales, así como de las crisis políticas que periódicamente se suceden en cada país (a causa de la ausencia de libertades y derechos democráticos), amplios sectores de Asia disfrutaron, durante la década de 1980 y la primera mitad de la década de 1990, de un importante crecimiento económico y mejoraron sus niveles de vida, si bien el reparto de la riqueza no se efectuó tal y como demandaban la mayor parte de sus habitantes y los organismos internacionales.

Esta coyuntural mejora económica y social sufrió, además, un duro revés con la crisis financiera que estalló en 1997 en los países asiáticos más desarrollados, como Japón, Corea del Sur, Indonesia y Malaysia.

Porque Japón hace parte del g8
Muchas zonas de Asia están económicamente subdesarrolladas.

Un elevado porcentaje de la población del continente se dedica a la agricultura, pese a lo cual gran parte de la actividad agrícola se caracteriza por cosechas y productividad laboral relativamente bajas.

 En conjunto, una minoría de los asiáticos está empleada en actividades de manufactura; en muchas ocasiones los centros urbanos y las industrias no se han integrado adecuadamente con el sector rural.

Los sistemas de transporte locales e internacionales de los países asiáticos todavía están poco desarrollados en muchas zonas, pero han mejorado notablemente en los últimos años.

Sin embargo, hay un creciente número de excepciones. Japón ha modernizado con éxito su economía, al igual que Israel, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y, en menor grado, Indonesia, Malaysia, Tailandia, Turquía y los estados petrolíferos de la península Arábiga.

En general han conseguido tasas de crecimiento económico que superan el 5% anual, un porcentaje que se aleja de sus tasas de crecimiento demográfico.

 En cambio, aunque los países del suroeste de Asia han hecho progresos, la distribución de los ingresos ha quedado más concentrada que en otros países.
Estimulada por las inversiones extranjeras a gran escala, la rápida privatización y la industrialización, la República Popular China consiguió el crecimiento más rápido de Asia a principios de la década de 1990.

Se estima que la economía china creció un 12% en 1992, aunque los niveles de renta per cápita permanecieron relativamente bajos.

Vietnam y Laos, dos de los países más pobres de Asia, están empezando a conseguir un significativo crecimiento económico y a captar un notable nivel de inversión extranjera.

Importancia del petróleo en Asia

La minería es una actividad importante en la mayoría de los países asiáticos y un capítulo fundamental en las exportaciones de otros muchos: hay manganeso en India, estaño en Tailandia e Indonesia (ambos producen la mayor parte de las existencias mundiales de dicho metal) y mineral de cromo en Filipinas.

El mineral de exportación más importante de Asia, sin embargo, es el petróleo; el Sureste asiático y, en especial, el Oriente Próximo contienen las mayores reservas petrolíferas del mundo, con la excepción de Rusia. Indonesia, y recientemente China y Malaysia, también son países exportadores.

 En Asia meridional (Bangladesh, Pakistán y cerca de la costa occidental de India) se explotan modestos yacimientos de petróleo y gas natural. La minería de carbón también es relevante en China, Siberia central y oriental, el noreste de India, Irán y Turquía. Otros minerales significativos son el hierro, el manganeso y el tungsteno en China; azufre, cinc y molibdeno en Japón y oro en Uzbekistán y Siberia.

la geopolítica en Asia

Geopolítico entre el poder terrestre euroasiático y la primera fuerza oceánica.
Varias explicaciones geopolíticas se ofrecieron para localizar la causa geopolítica del conflicto soviético-estadounidense, conviniéndose en la necesaria influencia que desempeñaba el dominio real o tácito de otras áreas geográficas, tales como África, Eurasia y Latinoamérica.

Porqué se afirma que china ha evolucionado y que será la próxima potencia mundial?

El producto interior bruto (PIB) de China en 2005 era de 2.234.297 millones de dólares, lo que equivalía a 1.712,80 dólares per cápita. La producción agrícola (que también engloba algunas industrias de pequeña escala en zonas rurales, silvicultura y pesca) contribuía con un 12,6% al PIB, la industria con un 47,5% y los servicios con un 39,9%. Entre 1965 y 1979 el PIB creció a un ritmo de 6,4% anual, mientras que entre 1980 y 1988 el crecimiento fue de un 10,3%.

La tasa de crecimiento cayó por debajo del 4% en 1989; en el periodo 2005 se situó en el 10,20 por ciento

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