Midas, rey de Frigia, no era afortunado en sus tratos con los dioses.
Condenado (por petición propia) durante sus primeros años de reinado, a convertir en oro todo lo que tocase, aprendió la lección y sólo quería vivir en una sencilla vida en el campo.
Es entonces cuando provoca la ira de Apolo: paseando un día por el campo, Midas presenció una competencia musican entre Apolo y Pan, de la que era juez el espíritu del monte Tmolo. Apolo tocaba la lira y Pan tocaba la siringa.
La habilidad de Apolo hizo que Tmolo le otorgara con premio que Pan admitiera que su habilidad con la siringa era inferior. Midas no estaba de acuerdo con la decisión de Tmolo.
Apolo se ofendió tanto que hizo que a Midas le salieran orejas de burro.
La vergüenza de Midas era tan grande que las escondía debajo de un turbante, pero finalmente su secreto se descubrió y se le dio muerte.
El oro del Rey Midas
El rey Midas, hijo de Grodinas, un campesino que había llegado al trono de Frigia por voluntad de los dioses, creció obsesionado por las riquezas.
Por ello, cuando Dionisio (Baco), le ofreció un deseo por haber ayudado a Sileno, su compañero sátiro y borrachín, Midas le pidió que todo lo que tocase se convirtiese en oro.
Todo iba bien hasta que sintió hambre.
Cuando le trajeron comida ésta se convirtió también en oro... lo mismo sucedió con el vino, y tras el mismo resultado, Midas, espantado, le pidió a Dioniso que lo ayudase. El dios le dijo que se lavase en el río Pactolo, lo que explica el hecho de que aún en ese río haya polvo de oro en sus orillas .
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